Alguien me dice que siga pintando, pero el recuerdo de unas vendas ensangrentadas es lo único que se me vienen a las manos.
Bajo el balcón no veo ya a nada ni a nadie, menos mal que las visitas recrudecen... y este dolor de cabeza que no se va...
Algún otro se pregunta qué me sucede porque no me ha gustado un poema. Los poemas, como los regalos, no siempre gustan, aunque siempre se agradecen; siempre hay que agradecer el que alguien los haga, aunque no está de más recordarle que no siempre se es oportuno.
Tanto amor
tantos sueños,
tanto amor
una tarde,
tanto amor
tanta fiebre,
y decir
que deseo
esperar
como ayer.