sábado, 14 de junio de 2008

Onira

No me importan las sospechas, posiblemente sean culpa mía. La inocencia se paga, la sinceridad se paga... con un misterio nacido en mentes incompletas.
La única realidad soy yo, R., soy yo.

Poema a Vincent Van Gogh, nuestro querido loco, querido para tantos. No sé de quién es ni cuándo lo escribió. He añadido palabras ocultas -muy fáciles de hacer aparecer-, como un juego de ese misterio que tanto gusta a alguno:

Pinta de azul y gris tu paleta.
Escruta un día de verano
con ojos que conocen la oscuridad de mi alma.

Sombras en la colina.
Esboza árboles y narcisos,
captura la fría brisa del invierno
en colores sobre la tierra de lino nevada.

Noche estrellada.
Luminosas flores de brillante resplandor.
Torbellino de nubes en la niebla violácea
se reflejan en los ojos de Vincent de porcelana azul.
Los colores cambian de matiz.
Campos matutinos de trigo ámbar.
Rostros curtidos por el dolor
aplacado por la tierna mano del artista.
Ahora comprendo
lo que tratabas de decirme
y como sufriste por tu lucidez,
y como trataste de liberarles.
No escucharon, no sabían como.
Tal vez escuchen ahora.

Pero no sabían quererte,
aún así tu amor era sincero
y cuando no te quedaba esperanza
en esa noche estrellada
te quitaste la vida como suelen hacer los amantes.

Yo podría haberte dicho, Vincent,
que este mundo no se hizo
para alguien tan bello como tú.
Como los extraños que conociste,
el harapiento de andrajosa vestimenta,
espina de plata, una sanguinolenta rosa
yace aplastada sobre la impoluta nieve .
Creo que ahora sé
lo que intentaste decirme,
como sufriste por tu lucidez
y como intentabas liberarles.
No te escucharon.
Aún siguen sin escuchar
y tal vez nunca lo hagan.


Y, por fin, mi cuadro casi acabado. Me da una vergüenzaaa...




"Onira", por Godiva Spencer.

jueves, 12 de junio de 2008

Re-comenzar ?

Siempre me ha costado diferenciar entre lo que veo y lo que siento.
Tomo la imagen y la hago mía, la transformo como si pudiera trabajar mentalmente sobre ella y luego pasa lo que pasa: jamás vivo a tiempo real. Lo que veo termina por ser una caducada secuencia de fotogramas con hilo musical de fondo. Por cierto, mi selección musical mental es bastante mala. Sin embargo, prefiero vivir así que morir sin ver, o que ver sin pintar, esto sobre todo.
Desde que me recuperé de unas fiebres que dejaron secuelas he muerto tres veces y algo se ha despertado en mí. He notado cambios bruscos. Por ejemplo, antes miraba y sonaba la misma música. Ahora miro y suenan tres a la vez. Hasta puedo hacer que se congelen momentos para que desaparezcan otros. El miedo ha desaparecido definitivamente. Ahora siento una paz infinita. He decidido comenzar una vida. Una vida sencilla, sin grandes pretensiones, sin mucho equipaje -aunque con un buen coche, eso sí, pronto. Sólo con esos pequeños deseos posibles de los que te hablé un día.
He descubierto que se renuncia a un sueño cuando no estás preparado para afrontar lo que viene antes. Que mueres definitivamente cuando te regocijas en tu melancolía. Que eres cobarde cuando actúas sin sentir. Cuando te amas sólo a ti, y esto en mí sí que es imposible, sobre todo porque para mí amar es hacer el amor sobre y ante todo.
Si yo no estuviera aquí, seguro que habría alguien echándome de menos a pesar del poco rato que llevo en esto. Porque nos necesitamos, es así. Aprendemos en compañía. Pensamos que morimos en soledad pero morimos cada día inyectados de experiencias, de besos, de suspiros y jadeos, de ataques de risas, de ratos en silencio. También se muere sintiendo el silencio y eso no tiene nada malo.

El silencio es el mayor ejemplo de una persona que no puede dejar de imaginar.

martes, 10 de junio de 2008

Haciendo amigos

Estoy con un pie en el tren de vuelta.
Arrigorriaga ha recibido a la lady y su escudera muy bien, y Bilbao, mejor.

El tío 'gorigori' me tenía despistada, resulta que trabaja en Arrigo...eso dirigiendo un grupo industrial; pero su casa, su residencia, su Falcon Crest, lo tiene en el barrio de Las Arenas en Bilbao-Guecho (no me acostumbré a escribir Getxo), el muy pijo.
En estos pocos días me he desperdigado como perra perdiguera por los garitos de ambas orillas del Nervión, puente colgante arriba, puente colgante abajo. Pero esta vez no hablemos de "puentes colgantes", aunque los tíos son súper masculinos, varoniles, simpáticos y hasta guapos. Las tías también, :-)) maculinas, simpáticas, varoniles y a veces resultonas.

He iniciado un par de bocetos de tema industriales. Me parece que me gustaría bastante pintar la arquitectura industrial, sobre todo sus ruinas y si es en otoño, mejor, a lo mejor vuelvo por allí.
Jesús de la santa Telera, cuánto verde, cuánto ocre, cuánto castaño, cuánto gris plomo. Es un filón sensorial aquello.
Las visitas al mar, constantes y gélidas. Demasiada espuma.

Y he hecho un nuevo amigo. Espero poder ir pronto a recogerlo.


Pues sí, un Mini... bastante maxi. Mi querido tío era súper mega extraordinaria y brutalmente generoso y proponía algo bastante más espectacular, ... pero una tiene cabeza. O estoy tonta. En fin, de todas formas me encanta.
Hasta pronto, Córdoba, que el miércoles me espera la Bodega.