martes, 1 de julio de 2008

Lascivia

Ay, mare mía, ay, espero que no leas nunca estas letras de tu hija la salida.
Yo no sé si le queda algún muelle vivo a mi caballito. Me acuerdo de aquel anuncio en el que dos moscas se apareaban en el cristal de un coche y lo dejaban lleno de vaho. En este no habrá vaho, al menos de momento, porque aparearse bajo las estrellas sin techo hace que el aliento suba al cielo en busca de los dioses. A la zorra de Venus la he visto mirando más de una vez.

Me dice mi amiga la semiputa que teniendo un piso sola y con aire acondicionado qué necesidad tengo de estas incomodidades. Pero es algo inexplicable, es como desquitarse de aquellos malos momentos de estrechez en coches de tercera mano de nenes imberbes que ne tenían ni idea encima de lo que se traían entre manos.

A veces me pongo a filosofar y creo que hacer esto es como cumplir una misión. Amis 25 dice la naturaleza que debo hacerlo y lo hago, y cuanto más mejor, y con cuanto más macizos y machos sean ellos mejor, que se dejen de cuentos los poetas lánguidos y los de intelecto fácil, lo siento, para intelectos ya está el mío.

Mañana voy a llamar a la lumi de Bataneros para otra sesión, será una excusa. Creo que voy a empezar a intercambiar opiniones, secretos de alcoba-asiento, tácticas y técnicas. Y a lo mejor... bueno, ya me lo pensaré y a lo mejor lo cuento, porque me la estoy pensando una cosa muy en serio.